Desde la más pequeña gota hasta el río más salvaje y el océano infinito, el agua busca el camino de menor resistencia. Se cristaliza, se evapora, fluye. Se adapta con gracia al clima de la Tierra, enseñándonos a mantener nuestra esencia mientras también nos transformamos.

Cuando finalmente el agua reposa tanto tiempo que se estanca, parece haber muerto. Y sin embargo, en cuanto un Rayo de luz solar toca su superficie, comienza a vibrar, su esencia más pura asciende y se evapora en el cielo para iniciar su ciclo una vez más. ¿Es esto lo que significa vivir y morir en nuestro planeta?

Los pueblos indígenas han preservado por mucho tiempo la pureza de las aguas de la Tierra. En el corazón de estas culturas, el ritual de la narración recuerda intencionadamente a cada nueva generación la inteligencia y perfección de toda la naturaleza, así como el poder del agua como dadora de vida. Aunque sigamos divididos por naciones, religiones y política, las aguas del mundo continúan su ciclo como un único y conectado cuerpo.

Que el contenido que descubramos sea tan puro como los manantiales de montaña, tan emocionante como las olas sobre las que surfeamos, tan luminoso como el arroyo centelleante. Que nos reunamos en Ibiza para recordar quiénes somos y cuestionarnos por qué estamos aquí. Para ser unidos por historias que nos despierten, como la verdad ineludible del agua helada deslizándose por nuestra espalda. Que el misterio del origen del agua y la profundidad de nuestros océanos inspire a los narradores y a la próxima generación a seguir explorando lo desconocido. May the mystery of water’s origins and the depths of our oceans, inspire storytellers and the next generation to continue to explore the wild unknown.